jueves, septiembre 09, 2010

Pavese y los necios

El diario El Nacional, fundado por el escritor venezolano Miguel Otero Silva, pasó de esto... (portada del Golpe de Estado del 18 de octubre de 1945) a...

...esto... en agosto de 2010.

De los textos que he leído en los últimos tiempos, este tiene el tono desesperado e impotente perfecto para "NOmeLaCALO" y también decido publicarlo, por gentileza de Farruco Sesto, porque es tomado de su blog que nunca leo, pero resulta que me ha llamado la atención su título y resulta que es de un viejo compañero de trabajo, cuando quien suscribe languidecía en el departamento de diseño del extinto Diario de Caracas. Oh, sorpresa! Rubén Wisotzki, irreverente y de buen humor, hipercrítico y siempre con tan buen memoria, decidido a no dejar pasar ciertos detalles, evocando su etapa de reportero de las fuentes arte y cultura en los periódicos privados. No hay que dejar de leer esto que tienen a continuación, como diálogo entre Rubén y Farruco.



Rubén Wisotzki / 29.8.10

(Recibo este correo y decido publicarlo)

Farruco, escribo esto en medio de los chillidos de los que no entienden, de los que se resisten a los cambios, de los que se quejan del presente pero no del pasado (y por lo tanto no son ni pasado ni presente), de los que se quejan del presente y también del pasado (¿se quejarán también del futuro?); escribo esto porque además de todo, no hacen nada, no proponen nada, pareciera que prefieren la Nada; escribo esto minutos después de revisar algunas entrevistas mías realizadas en el pasado donde los ¿artistas? ¿creadores? ¿intelectuales? ansiaban, y me tomo la licencia de la dramatización verbal, quemarlo todo, porque no se hacía nada bien, porque todo era, en aquel entonces, un desastre; escribo esto porque hay quien afirma, jura y perjura en los medios de hoy que antes todo estaba bien en el mundo de la cultura y en el ayer no hacía mas que tocar las puertas de la fundaciones privadas para que lo ayudasen con la publicación de un libro, una exposición, una obra de teatro, una película o esa figura tan endeble llamada bolsa de trabajo (¿quien era el bolsa?); escribo esto mientras recuerdo como se reclamaba la creación del Ministerio de Cultura y la abolición del Conac; escribo esto mientras recuerdo (y releo en los periódicos ya amarillentos) a artistas de reconocidas trayectorias, justos premios nacionales en su momento, declararme que nunca permitirían que se les privatizara el espíritu, que podrían privatizarlo todo si se les antojaba, pero nunca el espíritu (¿ya no se acuerdan de la ola de privatizaciones que hundió a este país, y así a otros de la región como Argentina? ¿Ya nadie se acuerda de CAP y Menem?); escribo esto mientras confirmo a través de esas gastadas paginas culturales del medio impreso que los esfuerzos privados tenían mas fuerza que los esfuerzos públicos, que nadie entendía como era posible que una empresa pudiese apoyar mas a la cultura que el Estado; escribo esto mientras realizo mi propio mea culpa ya que uno formó parte de esa locura y ahora forma parte de esta aventura (aventura que en realidad comenzó hace muchos años, en el liceo, al lado de Pedro Calzadilla, en la universidad dentro del Movimiento 80, con Jorge Rodríguez a la cabeza de la FCU); escribo esto mientras leo que usted anda por el interior (que es mucho mas exterior de lo que se cree) del país, escuchando, hablando, proponiendo, debatiendo, con los creadores, y no puedo dejar a un lado la protesta generalizada de los creadores de ese interior (que ya bauticé exterior) que en el pasado se plantaban iracundos ante este ex reportero porque los presidentes del Conac no iban a sus tierras, porque no los escuchaba nadie, porque toda la atención oficial era para Caracas y sus alrededores; escribo esto mientras tengo muy presente que no hubo presidente del Conac que terminase la nueva sede de la GAN y hoy que luce a puertas abiertas nadie dice nada; escribo esto mientras apoyo el codo en una antología de Baudelaire, nacida en la editorial El Perro y la Rana y la Imprenta Cultural, que me costó dos bolívares en una Librería del Sur (y tampoco nadie dice nada); escribo esto mientras no me permito olvidarme de esa abuela de Barinas que en toda su vida no había pisado el teatro de la ciudad y que lo hizo hace muy poco con toda su familia gracias al trabajo de los activadores de Misión Cultura (esto me consta, estuve allí); escribo esto porque aquí nos habíamos olvidado de un intelectual de primera llamado Ludovico Silva y ahora cargo de arriba para abajo sendas obras suyas en el sello de Monte Ávila (se imprimió en el pasado y ya, ¿para que mas?); escribo esto mientras va terminando de a poco el mes de agosto que fue particularmente excepcional para el cine venezolano (producciones como Hermano o el Taita Boves, entre otras, recogen aplausos en todos lados) y nadie le otorgue un crédito, aunque sea pequeñito, minúsculo, raquítico, a que la Villa del Cine decidió estar allí presente en ese trabajo de alguna u otra manera; escribo todo esto porque no faltará quien diga que soy un tarifado pero para esa misma persona cuando estaba en El Nacional no lo era (¡hay que ver todas las pautas que se hacen en el periodismo privado porque así lo exigen los jefes de turno, cumpliendo así con los intereses de los dueños!); escribo esto porque los necios de tanta crítica, que en su momento cumplieron papeles rectores en la cultura, no cumplen con el requisito fundamental de la critica: la autocrítica; escribo esto porque el 27 de agosto de 1950 se suicidó el gran poeta italiano Cesare Pavese, ya han pasado 60 años, quien escribió entre montones de textos importantes: "La libertad no estriba en permitirle a alguien ser para siempre lo que fue, sino en crear las condiciones para que todos los hombres puedan determinar y construir su nueva realidad". Un abrazo,

Ruben Wisotzki
(entre otros errores que no me importan en pro de la urgencia que llevo, no me funcionan los acentos, pero está bien así, espero que la idea es la que lleve el acento)


Nota de Farruco: Rubén, perdóname por ponerle los acentos a efectos de su publicación. Aclaro también que aunque no estoy seguro de que La Villa participó directamente en esas películas (creo que no) para los efectos es lo mismo porque la Plataforma del Cine del Ministerio del Poder Popular (¡Poder Popular! ¿te das cuenta?) del Cine funciona de manera integrada. En fin, gracias por tu nota y un gran saludo.

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