miércoles, junio 28, 2006

Violence, violencia



En la ciudad de vértigo todos somos enemigos, desconfiamos los unos de los otros, nos gritamos -a ver quién lo hace más fuerte- como salvajes, la ley de la selva de cemento y su asfalto recalentado. Gesticulamos agitando las manos con odio. Gestos amenazantes llenos de ira. Otro disfraz del miedo de acercarnos y ceder ante el otro cuando estamos perdidos y a punto de ser conectados con un derechazo. Choque de miedos, de frustraciones, de turbulencias. Cuando coinciden dos con un mal día, todo es posible. Cuando coinciden dos desesperados el mundo puede acabar allí mismo para cualquiera de los dos. Ya cuando se ven las sirenas, los testigos, las hipótesis, los lamentos, ya no hay nada que hacer. Liberados al fin, no vale arrepentimiento.