martes, abril 27, 2010

Aborto no, pedofilia sí (¿Excomulgada yo?)























Este no es un artículo argumentado, sino una descarga visceralmente indignada. No es para menos. El colmo del cardenal Ratzinger y su «Guía para comprender los procedimientos fundamentales de la Congregación para la doctrina de la fe (CDF) cuando se trata de las acusaciones de abusos sexuales» es proponer que la poderosa y mafiosa Iglesia Católica imponga sus propios límites, con la promesa de procesar a través del derecho Canónico las "penitencias" por los "pecados" cometidos por un importante número de curas, obispos y otros ensotanados. ¿Qué es eso de equiparar la pedofilia con la homosexualidad? ¿Qué es eso de afirmar que "los culpables son los adolescentes que nos provocan"? ¿Qué es eso de justificar semejantes crímenes por "la erotización de la sociedad"? ¿Dónde se ha visto que un "cura será más querido mientras más se humanice" por lo tanto "la pedofilia nos humaniza y nos hace más queridos dentro de la feligresía"? ¿Qué clase de lumpia piche se fumaron estos señores para justificar lo injustificable con una sarta de disparates? Para no redundar en lo ya publicado, vale la pena revisar el extraordinario artículo de Lucía Cándido, del Partido Socialista de los Trabajadores, La pedofilia y el Vaticano, donde la autora proporciona datos interesantes acerca de la estrategia de defensa que ha trazado Ratzinger ante semejante escándalo inocultable.

Las oraciones del Cardenal Ratzinger sirven muy poco a los familiares de los niños abusados sexualmente por estos señores de sotana, tampoco sirve para nada su promesa de denunciar y procesar dentro de la propia Iglesia semejantes "pecados". La hipócrita y poderosa Iglesia Católica y su opulencia y arrogancia de siglos viene a darnos discursos moralistas y a prometernos "la excomunión" a las mujeres que queremos afrontar el tema de la pobreza y el aborto, como trágico saldo de ese estado de pobreza y de violencia social que nos acogota. La Iglesia del cardenal Ratzinger no es nuestra interlocutora porque felizmente vivimos en un estado laico, un estado de derecho y de justicia social, lleno de contradicciones, avances y también retrocesos, pero no será Ratzinger ni sus representantes criollos locales quienes vendrán a meter su cuchara —como siempre lo han hecho— en los temas de salud sexual y reproductiva y tampoco se lo permitiremos.

Ante la inminente discusión de la reforma o eventual creación de un nuevo Código Penal que saque el tema del aborto del área penal hacia el área de derechos humanos, que es lo aspiramos, le solicitaremos a las autoridades competentes de este país que ponga a derecho a los curas delincuentes que comenten pedofilia, su propio capo se los pide —blandamente— en todos los comunicados y documentos (no se pierdan la sección humorística del Vaticano "Abusos contra menores, la respuesta de la Iglesia") que desnudan, sin que les mueva un pelo, la hipócrita y repulsiva impunidad con que actúa el Vaticano y su mafia papal. ¿Hasta cuándo le permitiremos semejantes atropellos a estos señores de la misoginia que tienen un puesto seguro en la quinta paila infernal?

Antes de venir a censurarnos y de entrometerse en asuntos laicos, que se ocupen de su hipócrita institución infestada de delincuentes y pedófilos que viven en la impunidad, protegidos por las argucias del poder incorregible, ese que nada en la opulencia mientras habla de votos de pobreza, castidad y obediencia, y ojalá, desmoronada al fin por la más absoluta corrupción y cinismo.