
Como siempre, a veces quienes cuentan las historias se les escapan pequeños detalles que hacen las grandes diferencias y es bueno que cada cual y cada quien, pueda hacerse una idea de lo que pasó el día jueves frente al Tribunal Supremo de Justicia, que sin lugar a dudas constituye un hecho histórico por ser la primera vez que de manera pública nos alzamos todas y todos a protestar contra el femicidio como la expresión más atroz de la violencia contra las mujeres.
Se manifestaron por escrito a traves de dos vías: dos pronunciamientos que configuran una postura política feminista que, por supuesto, por la polarización política, va con los ingredientes que cada quien desde su visión política, acompañada por el feminismo que ejerce, tiene el derecho a expresar. Y la otra, también por escrito, que es la vía técnica-jurídica materializada en cuatro petitorios dirigidos a las autoridades haciendo solicitud formal de la investigación de todos los funcionarios y funcionarias [del femicidio Viera-Valero] así como otras cuestiones importantes a la hora de hacer una evaluación de gestión del sistema de protección de las mujeres violentadas.
Durante la efervescencia de si se llevaba uno o dos pronuniciamientos, de manera callada pero segura, seguiamos vía facebook, twitter, blog y otro medios de tecnología e información, en un comando de personas opositoras, bolivarianas y otras sin afinidad política definida, rebotando y rebotando los enlaces para que las personas sólo con su lectura decidieran apoyar la causa de exigir justicia por el femicidio de Jennifer Carolina Viera, un éxito de ejercicio ciudadano vía internet.

Pensando en voz alta, es hora de colocar las barbas en remojo sobre el ejercicio personal de una militancia política feminista invisibilizadora, ninguneadora y descalificadora de otras expresiones que hacen vida dentro y fuera del feminismo venezolano, tan legítimas y aglutinantes que, gracias a las diosas, el mismo jueves quedaron en evidencia…

Vi rostros de satisfacción por la atmósfera respetuosa de la lucha de las mujeres y cómo hombres y mujeres coreaban y bailaban las consignas y canciones que la trapatiesta de siempre María Emilia y las gargantas de Tatiana e Indhira secundaban en la vocería de consignas alusivas a nuestros derechos que como humanas deben respetarse, con el fondo de los tambores que simbolizan nuestras raíces, qué conexión tan mágica y singular que movilizó las energías de todas creando un clima de sororidad, por encima de nuestras diferencias.
Con fortuna, organizaciones no gubernamentales debutaron trayendo sus propias pancartas: Aliadas en Cadena, Plafam, Provea, Fundamujer, las María Moñitos, Reflejos de Venezuela y algunas instituciones gubernamentales como el Instituto Metropolitano de la Mujer desde su Directora Ejecutiva Lilian Arvelo, acompañada de la Defensora Metropolitana Aura Loreto con su tren ejecutivo en el acto, pero con más sorpresa me emociona ver una viceministra: Nora Castañeda y una joven Gabriela Malaguera, Defensora Nacional de los Derechos Humanos de las Mujeres, ¡quienes más allá del cargo público, también demostraron su militancia y compromiso feminista!
Fascinada me quedé al ver, saludar y abrazar a maestras como la Dra. Evangelina García Prince, Ofelia Alvarez, Mireya Pacheco y me disculpan las que no menciono, se me escapan sus nombres en este momento y espero no herir susceptibilidades, ya que son mujeres que al igual que otras que no estuvieron presentes, pero sí firmaron alguno de los dos comunicados, representan lo más granado y destacado del feminismo venezolano.
Pero la nota mayor fue ver una Julietica, las más chiquita, que en manos de su mamá, Taroa Zuñiga, al igual que la mayoría de jóvenes que hacen vida en el espacio de la Araña Feminista, se mantuvieron presentes, así como aquéllas y aquéllos que mantienen un liderazgo importante en organizaciones y movimientos sociales de Venezuela, qué bueno saber que contamos con todas y todos ustedes.

Soplan aires de rebelión por la capacidad demostrada de movilización y de compromiso de diferentes organizaciones y movimientos presentes, que no se cuenta en números de personas o firmas recolectadas, si no en las voluntades que quieren que los Derechos Humanos de las Mujeres se respeten y se obtenga sanciones ejemplarizantes para quienes los violenten.
Soplan aires de rebelión cuando una Diana Ovalles, Modaira Rubio, Holanda Castro, Masaya, Marianeglea Petrizzo, Ingrid Gómez, Laura Pérez y Marietta García, se dedican a twittear, bloguear, postear, tomando otros espacios del internet y dándole duro al machismo cibernético así como todas las comunicadoras y comunicadores sociales, alternativos y comunitarios que se negaron a seguir banalizando el tema del femicidio en Venezuela y lo han sacado del saco de machistas en donde trataron de reducirlo los patriarcas opinadores y opinadoras de oficio, que desde su visión sesgada todo se reduce a que ¡las mujeres somos machistas!
Soplan aires de rebelión cuando se integra un equipo técnico jurídico por expertas como: Magdimar León, Fabiola Romero, Ofelia Álvarez, Yolima Arrellano, Maria Ysabel Cedeño, Luisana Gómez, Jessie Blanco, Gabriela Malaguera, Yurbin Aguilar y quien suscribe, quienes se sientan con las autoridades a evaluar el sistema de protección establecido en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, porque a todas y todos nos interesa que sea oportuno y eficaz y tan sencillo que el funcionario o funcionaria que no quiera deponer sus conducta y actitudes machista, que vician su servicio público dejando indefensa a mujeres hay que identificarlo, sancionarlo y sacarlo del sistema de protección sin importar el rango que tenga, ese es el trabajo del cual hay mucho camino que hacer y que por supuesto, ¡tenemos el compromiso de llevarlo a cabo!

¡Soplan aires de rebelión que ojalá hagan reflexionar a muchas sobre la forma en que se ha venido manejando en algunos espacios un ejercicio feminista tipo cogollo que no ha permitido deponer la identificación político partidista en función de las vindicaciones y reinvindicaciones feministas!
¡Soplan aires de rebelión cuando reconocemos que lamentablemente no es Jennifer si no muchas anónimas de siempre que aún están en riesgo de perder su vida y que debemos estar en alerta constante y permanecer en pie de lucha para orientar, acompañar y apoyar a estas mujeres en nuestros espacios cotidianos de vida!
¡Soplan aires de rebelión y si no se espabilan, con todo respeto, algunas se quedarán en las trochitas y no en el camino de lucha por los derechos humanos de las mujeres!