La cultura de Ronald McDonald's no hace coprófagos y acrític@sLa oferta de Cristina G. me puso en un dilema ético cotidiano: ¿es posible educar, hablar, intercambiar, promover, difundir unas cuestiones que forman parte del paisaje diario, de la vida cotidiana, del propio sentido común? ¿es necesario decir que hay que reciclar, conservar la vida planetaria, que todo es ambiente, que hay derecho a la ciudad, a la defensa de los espacios públicos, a una cultura de paz que pase por el respeto a nosotr@s mism@s y al propio planeta? ¿Acaso no deberíamos precuparnos, ocuparnos y actuar en consecuencia? Pues no... Depredator en acción arrasa con todo y tod@s, infelizmente, nuestro sistema de vida nos empuja hacia el consumo frenético y el individualismo. El asunto del medio ambiente, como han llamado algunos, porque ya no está entero, sino por la mitad (amargo y pésimo chiste), pica y se extiende porque quienes defendemos la racionalidad de conservar y no destruir todo cuanto nos rodea, inmediatamente recibimos una andanada de insultos, burlas y miradas desconfiadas, seguidos de un "vete a vivir a la montaña y dejanos vivir 'en paz'". ¿En paz? ¿Cuál paz? La de los centros comerciales, el polietileno y la cultura de lo desechable.
Suponiendo, como digo yo, que sea una utopía —necesaria— un sueño, un espíritu irremediablemente comeflor y floripondio, ¿qué tiene de malo pensar que podemos ser más respetuosos del planeta y que podemos soñar otra clase de satisfacción, sosiego, felicidad? Si no tengo un automóvil, no soy feliz. Si no tengo una batería de electrodomésticos, no soy feliz. "¿Cómo puedes vivir sin microondas, cómo calientas tú la comida?" "No mijita.. vete a vivir pa'l monte, te vas a poner con esas pendejadas de no echar el aceite por el fregadero dizque pa'salvar no sé cuántos litros de agua?" "Anda a salvar al Guaire tú sola, eso es una cloaca, mijita, no tiene salvación".
No tenemos tiempo para reciclar, para clasificar, para reusar. No es chic, no es glamoroso, más bien muy fastidioso y nos hace perder el tiempo y aumentar a toda velocidad los espacios del Museo de los Esfuerzos Inútiles.
E. Morin habla de la ecología del acción. Es peor no hacer nada. El que se queda indiferente, mirando al vacío, haciéndose el loco, ese es el militante más duro y más perjudicial.
Ayer no más, veíamos Earth, documental que se exhibe actualmente en las salas de cine del país, con poca asistencia de público. La epopeya del oso polar ante el calentamiento global que pierde su lucha y muere como consecuencia de la depredación humana. Está distribuida por el monstruo Disney, aunque producida por BBC, más acá de las críticas a estos sistemas de distribución y exhibición de películas, pienso que no hay que dejar de verla en la gran pantalla. Las noticias ecológicas son aburridas, no venden, no atraen, a menos que sean desastres planetarios que incluyan una buena dosis de morbo, sangre, guerra, intereses oscuros. Lo peor es que así es casi siempre. Y cuando pasa algo interesante como el ingreso del Delta del Orinoco a la Red Mundial de Reserva de Biósfera (es el segundo reconocimiento de la UNESCO al Gobierno Bolivariano, luego de declarar a nuestro territorio libre de analfabetismo), pues nos enteramos muy poco o nada o no nos importa. ¿Y con qué se come eso? Como estas cosas, hay montones que quizás a alguien le importe saber para vivir mejor. No andamos por las ramas... las vainas son verdes.
Las Vainas son Verdes
Cada jueves de 4:30 a 5:00 pm
Mundial YVKE, 550 AM
http://radiomundial.com.ve/yvke
lasvainassonverdes@gmail.com
2 comentarios:
Diana, felicitaciones por asumir este espacio de diálogo sobre un tema tan delicado como lo es la ecología. Estamos inmersos en un sistema, cada vez, más susceptible por la escalada de consumo sin conciencia. Del mismo modo, son muchas las responsabilidades compartidas y los diferentes roles que debemos asumir para mediar los problemas, como por ejemplo, la reducción de residuos, reciclaje y eliminación total de otros innecesarios. Infelizmente, muchos materiales son producidos en el país por las industrias petroleras. Un error enorme de concepción. Cómo construir así una sociedad con respeto al medio ambiente, cómo podemos construir una sociedad más justa, si promovemos el individualismo, la contaminación atmosférica y la degradación de los espacios públicos con tantos carros, cómo financiar la gasolina si esto es un crimen ambiental. Necesitamos una política de transporte colectivo con LETRAS MAYÚSCULAS, que dignifique la movilidad en las ciudades y además permita rescatar el derecho a una ciudad más humana, más equitativa, más limpia, más silenciosa, más respetuosa, especialmente por la infancia y los ancianos.
celebro el espacio, la aceptación del mismo por tu parte, el tema... hay tan poco en los medios sobre eso!!!!! gracias... sé que lo harás excelente... sigamos apostando por un feminismo que también sea ambientalista, que luche por un mundo integral y con justicia social... abrazo.
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